No sé por cuanto vuelva, pero al menos hoy escribo en este blog. Desempolvo este cuaderno y vuelvo a escribir. Más maduro, o más inmaduro, no sé, pero sin duda he cambiado, he aprendido. He caído y me levantado; he reído e innumerables veces he llorado. He crecido.
Volver a escribir ha significado chocar con mi pasado, abrazar la nostalgia una vez más, y es gracioso: ahorita tengo un sentimiento parecido al que albergaba hace casi dos años cuando escribia en este blog, por eso siento más natural, menos forzado este regreso.
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